Tal es el caso de la Unidad Educativa Nacional Alta Vista Sur I, que se ubica en Puerto Ordaz, parroquia Universidad del municipio Caroní, en la urbanización del mismo nombre que la escuela.

El reconocido plantel, que le ha brindado educación a diferentes generaciones de familias que habitan en la zona desde hace 45 años, hoy se ve afectado por el paso del tiempo, la humedad en las paredes y también por la desatención gubernamental.

El área de preescolar: la más afectada

En un recorrido por el centro educativo, Radio Fe y Alegría Noticias pudo evidenciar la presencia de la humedad en las paredes y techos de los salones, siendo el área de preescolar la más afectada por las filtraciones, sobre todo cuando llueve.

Eliana Villegas, profesora de la institución, aseguró que existe gran preocupación sobre el salón de preescolar, ya que la humedad no solo ha consumido el mobiliario, sino que también hubo un problema con el cableado eléctrico que pudo originar un cortocircuito. Afortunadamente, no pasó a mayores.

“Tenemos un problema de impermeabilización, tenemos mucha filtración. Hay varias aulas en condiciones que no deberían ser”, dijo Villegas, quien también es bibliotecaria.

De acuerdo a Villegas, los padres están “temerosos de traer a sus muchachos”, por miedo a que se enfermen a causa de la humedad o por gripe.

Conexiones y peticiones para la escuela Alta Vista Sur I

Hay un factor común para el avance de las mejoras en Alta Vista Sur I y es el apoyo de los padres de los estudiantes, quienes han visto la colaboración de la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE), que los dotó de pinturas para embellecer el plantel.

Sin embargo, los planes de embellecimiento se hacen gracias a los representantes que tienen conocimientos en áreas como la carpintería o simplemente apoyan pintando.

De acuerdo a la directora del plantel, Marilyn Perdomo, se creó una comisión o un Comité Educativo conformado por participantes de la comunidad y también los padres de los alumnos, para crear “una serie de actividades y planes de acciones” para llevar a cabo las mejoras de la infraestructura de Alta Vista Sur I.

Asimismo, Perdomo comentó que están haciendo conexión con el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (INCES) para que haga una inspección y les brinden el apoyo necesario.

Alimentación

El tema alimenticio también es un punto importante, pero irregular en Alta Vista Sur I. A pesar de que cuentan con el Programa de Alimentación Escolar (PAE), gestionado por las Brigadas Comunitarias-Militares para la Educación (Bricomiles), eso no significa una alimentación balanceada para los niños y niñas.

De hecho, la proteína que llega tampoco alcanza para la matrícula que maneja el plantel, que son unos 15 a 30 alumnos, en el área de primaria y preescolar.

“A veces nos apoyan los representantes con algo de aliños para darle mejor comida a los niños, pero hay momentos en que la proteína no alcanza”, dijo Villegas, quien enfatizó que “cuando hay la alimentación los niños vienen un poquito más”.

Por su parte, la directora Perdomo aseguró que los insumos alimenticios se dan de parte del Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (SENAE) y también están incentivando a los niños “a través del Programa Socioproductivo” para la educación primaria.

Además, se guían el programa Todas las Manos a la Siembra (PTMS) para “tratar de solventar la calidad de la comida” y también van a sacar nuevas recetas por medio de los “conucos escolares”.

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Ellos despiden el año 2022 sin mejoras salariales y sin la firma de un contrato colectivo. Algunos dan clases en colegio que prácticamente se están cayendo a pedazos, mientras las llamadas Brigadas Comunitarias Militares (Bricomiles) brillan por su ausencia. Son las voces en emergencia de un país que quiere salir adelante.

Radio Fe y Alegría Noticias visitó la parroquia Paraíso, donde se ubica la Unidad Educativa Manuel Antonio Carreño: allí la realidad es bastante dura. Sus directivos dieron acceso a las instalaciones, donde pudimos constatar que hacen falta 4 mil metros de asfaltado para recuperar el techo de toda la institución. También se necesita podar más de 30 árboles de vieja data que ponen en peligro la vida del todo el personal, además de recuperar el sistema de bombeo de agua potable.

El colegio Manuel Antonio Carreño, con 54 años de funcionamiento, tiene capacidad para 1.200 estudiantes y en la actualidad solo se ha matriculado 830, quienes asisten solo tres días a la semana.

La buena noticia es que este colegio, que pertenece al Gobierno del Distrito Capital, aún mantiene la plantilla completa de profesores y trabajadores.

En Juan Rodríguez Suárez no es diferente

Radio Fe y Alegría Noticias también visitó el Juan Rodríguez Suárez, un liceo que, aunque suene duro, parece un campo arrasado. Los directivos de este centro no quisieron declarar, pero los padres y representantes no dudaron en desnudar la triste realidad que viven.

Carmen Lemus dijo que esta institución es buena, pero tiene muchísimos años deteriorado. Pidió a las autoridades arreglarlo lo antes posible, pues allí estudiaron sus hijos, hoy estudian sus nietos y el colegio «está igualito».

Por su parte, Néstor Florida, otro representante, afirmó que el colegio está muy deteriorado y “hay que meterle mano”

El colegio Juan Rodríguez Suarez tiene 40 años funcionando en malas condiciones y no está apto para las clases presenciales 100%. 500 muchachos sueñan un día con tener un mejor espacio educativo.

Belkis Bolívar, directiva de la Federación Venezolana de Maestros (FVM), dijo recientemente a Radio Fe y Alegría Noticias que debe hacer reparación de las instalaciones de los diferentes colegios y liceos. Por ello, pidió a la Ministra de Educación, Yelitze Santaella, que se contraten nuevos docentes porque la mayoría se han ido buscando mejor calidad de vida.

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Esta escuela es una de las más antiguas de la parroquia Concepción: tiene 70 años y es considerada un patrimonio de Lara en educación inicial. Pero en la actualidad el estado de sus instalaciones representan un riesgo para quienes hacen vida allí.

Unos 250 alumnos aproximadamente, que hacen vida en esta escuela, son los principales afectados.

César Vizcaya, un habitante de la comunidad donde está la escuela, dijo a Radio Fe y Alegría Noticias que una de las preocupaciones que tiene, como vecino, «es que la infraestructura está muy afectada: la cerca se está cayendo, los techos se mojan, el tanque está por caerse, incluso el tablero de la cancha se está cayendo y uno no ve un plan de recuperación de las escuelas».

«Y no solamente es en esta escuela sino que también son todas las escuelas; algunas de ellas emblemáticas como La Julio Teodoro Arce, que está en las mismas condiciones», agregó.

Las filtraciones en los techos son una evidencia de la falta de mantenimiento; en las paredes también se filtra el agua. Las carencias también se reflejan en la falta equipamiento, recursos, pupitres, pizarras e incluso a nivel informático, pues les falta computadoras a niños y niñas.

Según Vizcaya, los alumnos requieren también de uniformes y material para estudiar, porque provienen de familias de bajos recursos que no tienen el suficiente poder adquisitivo para enviar a sus hijos a escuelas privadas y por ello los padres piden una educación de calidad.

A pesar de la situación, Vizcaya resaltó la labor de los docentes: “nuestros educadores son unos héroes porque a pesar de la situación económica todavía están asistiendo a dar clase a sus chamos. Significa que les gusta su trabajo y tienen sentido de entrega, pero ellos no pueden con todo”, opinó.

Por su parte, los alumnos siguen asistiendo y luchando por tener una formación, pero el contexto en el que se desarrollan y la falta de material didáctico, afecta al desempeño de los alumnos y lo preocupante es que no existe un plan de recuperación completo para las escuelas.

Una «Gotita de Amor« no es suficiente

La escuela no recibe mantenimiento desde hace muchos años. La última vez que se realizó un arreglo, solo fue estético por parte del Estado con el plan denominado «Gotita de Amor», pero hace dos años que ni siquiera pintan la escuela.

“Fue solo pintura y no se fue al fondo del mantenimiento. Por ejemplo, la cerca de la escuela se está cayendo y esto no es tomado en cuenta en dicho plan», dijo Vizcaya. «Todo el que pasa por aquí puede notar todo el deterioro de la escuela: se ve desde afuera y al entrar».

La escuela Ciudad Bolívar no cuenta con luz

Otro de los obstáculos que se presentan en la escuela Ciudad Bolívar son las fallas de los servicios públicos, específicamente porque existe una completa falta del servicio eléctrico. Esto se debe a que en años anteriores, delincuentes entraron a las instalaciones y se robaron el alumbrado y parte del sistema que abastecía a la escuela.

“Cuando fue el proceso electoral reciente, no se pudo realizar aquí: tuvieron que mudar el centro de votación para la escuela Ezequiel Uganda. Es preocupante que no buscaran solucionar a la situación y que ni siquiera una escuela cuente con un servicio público tan básico como lo es la luz”, dijo el entrevistado.

Asimismo, el servicio de agua por tubería es muy deficiente y los docentes y demás personal en la institución deben recoger el agua en el tanque, que no está en buen estado, ya que este servicio no llega con regularidad, una situación similar a la que se vive en todo Barquisimeto.

“El arroz blanco y la pasta blanca no alimenta”

Vizcaya también informó que la escuela cuenta con un comedor, pero no se les está entregando a los niños buenos alimentos, ya que a pesar del esfuerzo que hacen las personas que cocinan, estos alimentos no son suficientes.

El Estado no abastece como es debido al comedor con los recursos económicos para comprar. Tampoco envían los aliños, especies, proteínas, frutas y verduras para hacer de las comidas una dieta balanceada que alimente a niños y niñas.

“A veces envían pollo al comedor, pero esto ocurre una vez cada dos o tres meses, lo cual no es suficiente y el resto del tiempo se le da a los niños pasta o arroz blanco sin ningún otro condimento”, comentó.

“Hablamos mucho de los derechos porque el Estado no está cumpliendo con una de las primeras prioridades de un país, que es la educación y la formación del ciudadano. Y en especial de los niños que son el futuro del país. El llamado es al Gobierno porque no se trata de presentar estadísticas a nivel de los organismos unilaterales; se trata de accionar, gestionar y presentar resultados”, añadió.

La comunidad, representantes y estudiantes de la escuela Ciudad Bolívar esperan que la gobernación del estado Lara y el gobierno nacional envíen los debidos recursos para realizar el levantamiento de esta infraestructura, mejorar los servicios públicos y garantizar los recursos, útiles, uniformes y material didáctico para los estudiantes, ya que esta escuela está prácticamente abandonada por parte de las autoridades gubernamentales.

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Los centros educativos en Machiques de Perijá, estado Zulia, enfrentan la falta de atención de los entes gubernamentales y del Ministerio de Educación que ha hecho que muchas de las instituciones deban clausurar áreas por el deterioro insostenible.

La Escuela Básica Eduardo Evia tiene más de 74 años de fundada y ha visto como muchos de sus alumnos se terminan formando como grandes profesionales. Actualmente tiene una matrícula de 215 niñas y niños, mientras continúa de pie gracias al esfuerzo de sus representantes y de sus ex alumnos que se han sumado a una campaña para no dejar caer la institución.

“La planta física esta inhabilitada en un 70%, el Cuerpo de Bomberos del municipio vino hacer la inspección y hay unos espacios que están totalmente cerrados. Se está impartiendo clases en las aulas que están en mejores condiciones, pero con las últimas lluvias en el municipio hay espacios que van hacer cerrados”, manifestó Laudelina Quintero, directora de la institución.

La nueva modalidad para recuperar estos lugares es la autogestión y las campañas pro fondos para aportar un granito de arena y poder hacer las reparaciones necesarias. Varios exalumnos se han sumado para donar recursos junto a los representantes, haciendo un equipo de trabajos para efectuar actividades.

Yolida Soto, representante y exalumna del Eduardo Evia, dijo que ve con mucho dolor a su institución que se está destruyendo; le duele porque sus representandos pueden enfermarse o correr riesgos por los daños en este lugar.

Abandono gubernamental

La escuela José Gonzáles Castellano, del caserío Calle Larga, no se escapa de la misma situación del abandono gubernamental. Su directora Luz Carime Urdaneta señaló que la principal problemática es el techado: tienen tres aulas que no están impartiendo clases y dos secciones funcionan en el área del comedor escolar porque están clausuradas.

Según ella, se requiere unos 15 mil dólares para restaurar el techado de esta escuela que en la actualidad posee una matrícula de 230 alumnos.

Varios informes se han hecho para entregar a personas encargadas de aprobar recursos que sirvan al beneficio de los jóvenes y niños. Pero en muchos casos no reciben ayuda, por lo cual ellos también apuestan por la autogestión.  

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En el 2019, las instalaciones de la Escuela Primaria Bolivariana Aramendi se utilizaron como Puntos de Atención Social Integral, donde albergaron a los venezolanos y venezolanas que venían de otros países y cruzaron la frontera para reunirse con sus familias.

El gobierno dispuso de esta escuela ante la demanda de espacios para recibir a personas que necesitaban un lugar para pasar su cuarentena, lo que provocó serias consecuencias para su infraestructura.

“Los albergados agarraban las mesas y sillas para hacer fogón de leña y preparar sus alimentos. También se llevaron el cableado eléctrico, desvalijaron los aires acondicionados, los baños quedaron en mal estado. Alguna de las rejas del área perimetral quedaron en el suelo y la pintura deteriorada”, describió Militza Guillén, directora de la escuela, en entrevista para Radio Fe y Alegría Noticias.

Una vez que regresaron las instalaciones educativas, Guillén se reunió con docentes y conversaron con representantes, consejo comunal e instituciones gubernamentales para unir esfuerzos y así poco a poco recuperar las instalaciones educativas.

Guillén recalcó que este trabajo se ha realizado a través de la organización entre comunidad, autoridades del gobierno, padres y representantes.

Señaló que organizaciones no gobernamentales colaboraron con las redes de agua y parte del cableado eléctrico de un ala de la institución, para mejorar las condiciones de iluminación dentro de la institución educativa.

Guillén también informó que luego del levantamiento de los horarios de restricción, a la escuela le robaron gran parte de los utensilios del comedor y desvalijaron los congeladores que habían en el área de la cocina de la institución.

Damaris Sajaju, representante de la institución, dijo a Radio Fe y Alegría Noticias que le ha tocado hacer sacrificios para colaborar y de esta manera mejorar la infraestructura de la institución educativa, con el fin de que hayan condiciones para que los niños y niñas puedan recibir clases.

Por su parte, Laura Padrón, docente de la institución, explicó que los padres y representantes que no tienen dinero para colaborar, puede hacerlo con la mano de obra: pintando, poniendo tornillos a las mesas y sillas, para mejorar los ambientes de la escuela.

Guillén añadió que en la institución cuenta con un personal comprometido cumpliendo sus labores para la atención de los niños y niñas, a pesar de las necesidades.

Señaló que este año escolar la escuela tiene una matrícula de más de mil estudiantes. Es por ello que siguen haciendo el llamado a las autoridades, porque necesitan el apoyo para corregir algunas fallas, como el techo de la institución educativa.

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Maritza Mejías, directora de la Escuela Básica Estatal 19 de abril de Maracaibo, es una mujer de 58 años, de estatura media, cabello ondulado rubio y piel blanca. Con mucho lamento y en medio de la visible precariedad en la que se encuentra la institución, se sentó a conversar con Radio Fe y Alegría Noticias sobre su vida en esta escuela olvidada desde hace más de 10 años.

Desde una oficina con las paredes manchadas, el techo agrietado y las ventanas partidas, comentó que ganó la titularidad de su cargo por concurso: es comunicadora social mención impreso, profesora en artes industriales y magíster en gerencia educativa. Decidió estudiar educación cuando llevó a su hijo por primera vez al preescolar: “Hoy en día tiene 36 años y es ingeniero. Él me motivó a ser docente”.

Lo que más le ha generado satisfacción a Maritza es que algunos ex alumnos trabajan allí siendo docentes. Lo más difícil es lidiar con las filtraciones de agua que han causado el deterioro de las áreas internas de la escuela.

Entre las áreas dañadas se encuentra la biblioteca, donde se levantó el piso, se agrietaron las paredes y se dañó el sistema eléctrico.

Lo mismo sucedió en el aula virtual, donde quedó deshecho todo lo que se encontraba en este espacio. En algunas ocasiones los representantes han tenido que ayudar a reparar las computadoras.

A pesar de todo esto, siguen haciendo todo lo posible por brindar calidad educativa.

“Difícil ha sido tener la escuela de pie a pesar de las dificultades de infraestructura”, comentó Mejías.

La maestra cree que es necesario que se active el comedor escolar para brindar una atención más completa para los estudiantes, ya que atienden alumnos de bajos recursos.

A pesar de las adversidades todo el personal de la escuela, docente, administrativo, obrero y los representantes trabajan para mantener de pie la institución. Igualmente piden a las autoridades que visiten esta escuela para que puedan atender sus problemáticas.

¿Por qué seguir a pesar de todo?

La profesora Maritza tiene 30 años de servicio y con satisfacción cuenta que inició como maestra de primer grado, luego pasó a atender niños y niña de 4to grado, para posteriormente asumir la coordinación del aula virtual y finalmente la dirección, que ejerce desde el 2010, con la fiel creencia de que se pueden hacer las cosas mejor.

“Durante mucho tiempo fui docente de primer grado. Es un aula que me llena de mucha satisfacción, porque es el grado donde uno verdaderamente enseña. Luego fui maestra de cuarto grado, después pasé a ser coordinadora de aula virtual y por último, desde el 2010, soy directora de esta escuela”, contó.

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Después de dos años de educación en la modalidad virtual debido a la pandemia por COVID- 19, se dio inicio al año escolar 2022-2023 de manera presencial en los centros educativos tanto públicos, privados y subvencionados en todo el territorio nacional.  

En ese contexto, Radio Fe y Alegría Noticias realizó un recorrido por varias instituciones educativas del municipio Machiques de Perijá, estado Zulia, donde las clases iniciaron con normalidad desde el pasado 3 de octubre, para conocer los diferentes factores que marcaron el regreso a las aulas de clases, como infraestructuras de las escuelas, servicios, insumos y dotaciones.  

Un factor visible durante el recorrido por las cuatro instituciones educativas de la parroquia Libertad del municipio Machiques, es el trabajo mancomunado, que realizó el personal educativo y obrero de las escuelas, con la unión de padres y representantes, para dar inicio al año escolar, ante la falta de acción de los entes con responsabilidad el tema educativo.  

Escuelas azotadas por el hampa 

La Escuela Bolivariana Funda Perijá y el Preescolar Funda Perijá registró pérdidas importantes por robos de cableado eléctrico, luminarias, salas sanitarias, ventiladores y daños al cercado perimetral. Como consecuencia, dichas escuelas necesitaron múltiples reparaciones para tener las condiciones necesarias. 

“La escuela recibió a los niños porque se hizo autogestión con los representantes, obreros y maestros: pedimos una colaboración de 5 dólares por alumnos. Los obreros y maestros también colaboraron. Todos sacamos de nuestro bolsillo para que hoy la institución pueda estar funcionando”, informó Ingrid Lugo, directora del preescolar Funda Perijá. 

Por su parte, Isabel Delgado, directora de la Escuela Bolivariana Funda Perijá, contó que para mejorar la institución realizaron vendimias y potazos, además de recibir donaciones por parte de la asociación de padres y representantes.  

Delgado informó que aún esperan respuesta de un censo por parte de las Brigadas Comunitarias Militares para la Salud y la Educación (Bricomiles), creada por el gobierno nacional. 

Endeudados  

En una primera fase, el personal del liceo Manuel Felipe Rúgeles, alumnos y sociedad de padres y representantes, encabezados por la profesora Hilda Bravo, realizaron una campaña pro-fondos con la cual se logró impermeabilizar más del 70% del techo.  

Luego el director de esta casa de estudio, Geovanny Mavárez, se responsabilizó con un crédito en una ferretería local de 7 mil dólares para poder culminar trabajos de reparación en el segundo piso del plantel, que se encontraba a punto de colapsar con las grandes filtraciones producto de daños en el techado.  

Dentro de las mejoras realizadas con el dinero prestado, está la iluminación interna y externa, pintura a la segunda planta de la institución, recuperación del sistema eléctrico, reparación de aires acondicionados y servicio de wifi para toda la escuela. 

Mavárez afirmó que los estudiantes reciben clases de una forma digna. Señaló que aún falta mucho por recuperar, pero no se quedará de brazos cruzados mientras los entes competentes dan alguna repuesta a la institución. 

Luchan para no decaer  

Las instituciones privadas, entre ellas las subvencionadas, se esfuerzan para no decaer en los servicios ni su infraestructura, por ello se mantienen las donaciones de los padres y representantes, así como el cobro responsable de las inscripciones y mensualidades.  

“Hacemos vendimias para ayudar a nuestro personal educativo cuando atraviesan alguna dificultad, así como otras actividades para mantener en buenas condiciones nuestra institución”, sentenció Erika Lugo, coordinadora de pastoral de la escuela San Antonio. 

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Ubicado en la parroquia Chiquinquirá de la ciudad de Maracaibo, este jardín fue fundado en el año 1940 para atender a niños y niñas de entre 3 a 6 años en la etapa de educación inicial. En la actualidad, la edificación cuenta con cuatro salones cuyas mesas fueron reparadas por maestros y maestras, padres, madres y representantes.  

Además de estas carencias, el jardín está en los alrededores del emblemático mercado de Santa Rosalía, por lo que deben lidiar con estar en una zona popular y comercial donde falla con recurrencia el servicio de agua potable y es visible la acumulación de basura en sus calles.

El Jardín de Infancia Chiquinquirá tiene filtraciones

Para el presente año escolar, la escuela registra una matrícula de 128 alumnos que atendidos en estos espacios por cuatro maestras, sin el apoyo de una maestra auxiliar quienes junto al personal obrero y administrativo, han logrado acondicionar los espacios para recibir a los estudiantes.

La fachada y el interior de la institución evidencian el paso de los años: las paredes están desconchadas y agrietadas. Además, tienen huellas claras de las filtraciones de agua de lluvia.

«No tenemos nada. Estamos en espera de que el gobierno nacional nos tome en cuenta ya que somos una escuela con filtraciones graves”, dijo una de las maestras a Radio Fe y Alegría Noticias, quien prefirió resguardar su identidad.

“Cuando llueve fuerte no se pueden atender a los niños porque esto se inunda», advirtió. Ella prefirió mantener su identidad bajo anonimato por temor a posibles represalias.

Las vigas que sostienen el techo son de madera. Según el personal de la escuela, no hay registro de si alguna vez hicieron mantenimiento en los más de 80 años de fundación. En ellas se pueden observar manchas blancas características de filtraciones de agua y algunas partes deformadas.

Estas mismas filtraciones han dañado parte de la estructura del techo. También han deteriorado el friso en uno de los dos baños por lo que no se puede utilizar, pues quienes trabajan allí temen que se pueda caer parte de esa estructura encima de los niños y las niñas.

«El techo de nuestro baño se está cayendo a pedazos. Es triste que los niños vuelvan a una escuela que no ha recibido ningún tipo de cariño. Nosotros hacemos todo lo posible para que el regreso a clases sea de alegría», dijo a Radio Fe y Alegría Noticias otra de las maestras de la institución.

Siguen, a pesar de las dificultades

A pesar de las dificultades, las clases arrancaron en el Jardín de infancia Chiquinquirá con todo el equipo docente y también el personal de limpieza y de cocina.

Los padres, madres y representantes aseguran que hicieron un sacrificio para cumplir con algunas cosas de la lista escolar, además de comprar uniformes y zapatos. Pero eso sí: se enorgullecen de haber podido llevar a sus hijos e hijas a la escuela

Aunque las clases comenzaron el en Jardín de infancia Chiquinquirá están trabajando de 7:00 a 10:00 de la mañana, pues papás, mamás y representantes esperan que el horario comience a normalizarse, al igual que el funcionamiento del comedor.

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Todos estos sacrificios, que deberían estar en mano de las autoridades, se suman a las carencias en cuanto a servicios públicos con las que también tienen que lidiar.

Radio Fe y Alegría Noticias se trasladó hasta la escuela Jacinto Convit, ubicada en El Nulita, a unos 20 minutos de la capital de San Camilo, para entrevistar a Maybelin Rojas, representante de dos niños que estudian en ese centro educativo, quien aseguró que los padres y representantes han organizado un campeonato de fútbol para obtener dinero con el que puedan dar respuesta a las carencias de la escuela.

Rojas detalló que el problema más urgente de atender es un pozo séptico. “Es un gran riesgo para los muchachos. Tiene bastante tiempo. Ahorita en gestión con los representantes lo que pudimos hacer fue una barrera con palos y piedras, pero se está cayendo. Tiene alto riesgo”, explicó.

De acuerdo con ella, cuando llueve, la escuela Jacinto Convit se convierte prácticamente en una laguna.

“A los muchachos les llega el agua prácticamente a las rodillas. Yo siento impotencia porque para mí la educación es primordial y ver una institución en estas condiciones da dolor”, dijo la representante.

En esta institución hay alrededor de 70 niños y niñas. Maybelin, quien cree que la educación “todavía vale”, contó que mensualmente tiene que aportar a la escuela unos 100 mil pesos colombianos, el equivalente a 24 dólares. “No aguanto. Todos los días tengo que salir a trabajar para poder aportar y así mis muchachos tengan una educación de calidad. Hay padres y representantes que tienen menos posibilidades que yo”, advirtió.

Les falta una parte de un techo

El equipo de Radio Fe y Alegría Noticias también se trasladó hasta la escuela estatal Teresa de la Parra, para conversar con su directora Liliana Bustos, quien resaltó que uno de los problemas que tienen es que les hace falta una parte del techo de la cocina.

“Ya tenemos para techar la primera parte, pero nos falta la otra que es lo que estamos esperando”, afirmó.

Bustos dijo que ya reportaron el caso a través de la plataforma Patria. “Estamos en la segunda parte que es la visita de ese personal en la institución. Vamos a seguir esperando para ver si recibimos respuestas por parte del gobierno nacional, pero hasta el momento lo que se ha gestionado es por el aporte de los representantes y por el consejo comunal de aquí de Bella Vista que nos ha colaborado”, dijo.

Asimismo, hizo énfasis en que históricamente el gran problema que han tenido en la escuela es el agua, pues no cuentan con una red privada.

“Tenemos el agua pública y cuando se va el agua en El Nula, se va aquí también”, señaló.

Pero que les llegue el agua pública también representa un obstáculo, pues cuando lo hace es a través de “un chorrito muy suave”.

“El personal obrero tiene que estar pilas, saber cuándo está llegando el agua, venir a la escuela, colocar la bomba y llenar rápido los tanques de arriba para que los niños y niñas tengan agua en los baños”, explicó Bustos.

Cuando se le preguntó sobre si los alumnos tienen su pupitre asegurado dijo que, hasta el momento, en el turno de la mañana eso no es posible.

“Individualmente no se garantizan las sillas para cada niño o niña porque el turno de la mañana es el más recargado. Las secciones tienen entre 30 a 28 niños y niñas. El de la tarde es el que todavía tiene cupos; es el más suave y es donde se puede garantizar porque hay menos niños, pero como tal, decir que cada niño y niña tiene su mesa y silla, no”, expresó Bustos.

Fueron los propios padres, junto a los docentes, quienes arreglaron algunas mesas y sillas donde se sientan los estudiantes de la escuela Teresa de la Parra.

Se colocaron tornillos, tablas “y todo lo que hiciera falta” a esas mesas y sillas en mal estado; sin embargo, hace falta más.

“No he contabilizado, pero más o menos necesitamos un total de 50 mesas y sillas”, dijo Bustos.

En la parroquia San Camilo no quieren que las escuelas cierren, y si cada habitante debe poner dinero de su bolsillo para reparar pupitres, comprar pintura o cercas, lo van a hacer, a pesar de que esa responsabilidad le corresponde al Estado.

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Los residentes cuentan que en algunas casas y apartamentos se observan mejoras en ambos servicios en un momento determinado. Pero luego de un tiempo vuelven a empeorarse.

Por ejemplo, la señora Aracelis Chacín contó a través de Radio Fe y Alegría Noticias que «en el edificio donde yo vivo a veces el agua no llega porque parece que tenemos problemas con la tubería o no abren bien la llave y no nos llega con fuerza».

También refirió que ante esta dificultad «tenemos que estar comprando el agua de los camiones cisternas. Siempre ha sido así en los «veintipico» de años que llevo viviendo aquí en La Alhambra»

Por lo menos, reconoció que el agua de los camiones «es de calidad, hasta ahora, lo que pasa es que nos da fuerte en el bolsillo porque es a un dólar la pipa, y ya el dólar va por más de 8 (bolívares) y el sueldo de uno no alanza. O compramos comida, o compramos medicinas o compramos el agua. Total, es el cuento de nunca acabar».

En promedio, la señora Aracelis gasta 15 dólares «por las 15 pipas que lleva el tanque y como somos mi hija y yo, entre lavar, limpiar y hacer comida, eso dura casi un mes».

Solicitó a las autoridades de Hidrolago «que nos solucionen el problema porque lo que ganamos no nos alcanza para estar comprando agua y revisen a ver si es que no están abriendo bien la llave como debe ser».

Otra habitante del sector, la señora María Padrón, manifestó que «en la reunión que hicieron en la cancha (Hidrolago) dijeron que el agua solo podía llegar cada 20-22 días».

Inconstante también el servicio de gas doméstico

Padrón también reflejó en su testimonio la inconstancia del servicio de gas doméstico. «Creo que eso ya va para cuatro años. Aquí en los edificios no llega nada de gas. Y creemos que están tapadas las tuberías. Eso es lo que dicen. Y ya la comunidad ha reportado a los entes encargados ese problema».

Comenta que aunque hicieron algunos trabajos de reparación «solo le llega (gas) a varias casas pero a los edificios no». La denunciante clamó por la solución de este servicio «porque ya hemos comprado varias cocinas eléctricas y se nos han dañado».

Por Jesús Villalobos/Radio Fe y Alegría Noticias

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